Imaginemos por un momento la celebración de un fastuoso baile de máscaras en algún palacio real europeo. Nobles y dignatarios extranjeros se encuentran allí reunidos, vestidos con llamativos y elaborados disfraces que evocan diferentes  personajes.

La celebración está en su apogeo, la música se entrelaza con las risas de los asistentes, hasta que un grito de horror rompe con toda esa atmósfera de ensueño.


Por: Tomás Álvarez


Los asistentes se miran estupefactos unos a otros. ¿Qué es lo que está ocurriendo?.  El noble anfitrión cae entre los brazos de sus allegados  con  buena parte de su disfraz empapado de su sangre. Un tumulto histérico se apodera del lugar, algunas damas se desmayan, algunos nobles salen a buscar a la guardia armada y un pequeño séquito  de asistentes aprovecha el tumulto para escabullirse furtivamente hacia otro salón buscando la salida del palacio.

Esta visión inquietante preocupaba a los censores reales  al tomar conocimiento del argumento en el cual Giuseppe Verdi tenía decidido basar su próxima opera.

Ni los funcionarios napolitanos que respondían a los Borbones ni la dirección del Teatro San Carlos (donde tendría lugar el hipotético estreno) se lo comunicaron al compositor y a su amigo libretista Antonio Somma (1809-1865),  por lo cual ambos siguieron trabajando en este ambicioso proyecto basado en el regicidio de Gustavo III de Suecia ocurrido durante la celebración de un baile de máscaras la noche del 15 de marzo de 1792. Como base de dicho acontecimiento histórico Somma se basó en la tragedia de Eugene Scribe “Gustav III” para su libreto.

Cuando por fin los censores se decidieron a comunicar a Verdi de la resolución tomada respecto de su proyecto, el compositor estalló en furia al enterarse que debía prácticamente reescribir la opera ya que debían modificarse pasajes completos, personalidad y características de sus personajes e incluso el titulo de “Un ballo in maschera” (en castellano “Un baile de máscaras”)  ya que consideraban su argumento extremadamente delicado teniendo en cuenta los movimientos revolucionarios y de organización nacional que estaban teniendo lugar en la Europa de mediados del siglo XIX.

Mostrar un regicidio en escena, sumado al adulterio (aunque sea platónico), una hechicera que invocaba al demonio y nobles que se transformaban en conspiradores eran considerados peligrosamente subversivos y podían incitar a realizar tales  delitos sobres las casa reales cada vez más tambaleantes.

Ante esta situación adversa Verdi, con muchísima desazón y un litigio por incumplimiento contractual de por medio, decidió que el estreno se llevara a cabo en el Teatro Apollo de Roma.

En dicha ciudad nuevamente la obra encontró la censura, esta vez de los censores del Vaticano, quienes más indulgente que los censores reales, solo  cuestionaron que se muestre la muerte de un rey católico europeo (como lo era Gustavo III), por lo que Verdi decidió quitarle el titulo de rey, cambiarlo a la religión anglicana y trasladar la acción integtamanete al Nuevo Mundo, mas precisamente a la ciudad de Boston previo a la independencia de 1776.

Es allí donde el protagonista deja de ser el Rey Gustavo III de Suecia para pasar a ser el Conde Ricardo de Warwick gobernador del Boston colonial.

Finalmente, esta versión definitiva de “Un ballo in maschera” vio la luz el 17 de febrero de 1859 resultando un resonante éxito.

Para ver la versión original sin censura se debió esperar hasta bien entrado el siglo XX. 

En cuanto a la elaboración de los personajes Verdi y Somma  lograron un trabajo muy convincente donde es notoria la influencia de compositores como Wagner y Gounod, donde lentamente comienzan a alejarse del “bel canto” tal como se conocía hasta ese entonces. Se podria decir que el personaje del paje Oscar en el último vestigio de este movimiento que encontramos en escena.

Musicalmente las melodías se vuelven más refinadas y transmiten con síntesis y efecto las pasiones, lo sobrenatural,  la tragedia y en alguna medida el humor, logrando mantener la atención del espectador en todo momento quien se ve envuelto en un verdadero “thriller”.

Respecto de los momentos de lucimiento para los solistas, cada uno de ellos tiene un aria principal  además de los dúos, tríos y escenas de conjunto.

Es por todo ello que “Un ballo in maschera” sea una de las óperas más logradas del maestro de Busetto, la cual nunca pierde frescura representación tras representación.

Estreno en Argentina: 4 de octubre de 1862 en el antiguo Teatro de la Victoria de Buenos Aires.

Estreno en el Teatro Colón: Temporada 1913

Sobre «Un ballo in maschera” como última ópera de la temporada

El majestuoso «Ballo» se presentará en la Sala Principal del Teatro Colón, contando con la participación de destacados artistas nacionales e internacionales. Esta producción, que se llevará a cabo del 28 de noviembre al 5 de diciembre, marcará el regreso triunfal de Ramón Vargas en el papel de Riccardo y el esperado debut de la soprano Alessandra di Giorgio como Amelia.

Además, el elenco contará con las talentosas voces nacionales de Gastón Oliveira Wekesser, María Belén Rivarola, Germán Alcántara, Leonardo López Linares, Guadalupe Barrientos y María Luján Mirabelli, dirigidos por la aclamada directora de escena Rita Consentino y bajo la batuta de la recientemente nombrada «Directora Principal Invitada» Beatrice Venezi.

Pisapia, Tagi, Vassallo, Chailly. DVD  EuroArts 2005 

La Previa antes del Estreno: Discografía Seleccionada

  • Di Stefano, Callas, Bastianini, Simionato. Votto Grabación en vivo desde la Scalla de Milán. EMI CLASSIC 1957.-
  • Tucker, Roberti, MacNeil, Dominguez, Bartoletti. Grabación en vivo desde el Teatro Colón de Buenos Aires. 1965.-
  • Pavarotti, Price, Bruson, Ludwing. Solti. DECCA. 1985.-
  • Pavarotti, Millo, Nucci, Quivar, Levine (Versión original sueca) MET . DVD Deutsche Grammophon 1991.-
  • Pisapia, Tagi, Vassallo, Chailly. DVD  EuroArts 2005                                    

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