Foto: BlueberryMusica

La música de Aurora representa un halo de esperanza para la música pop actual. Esto no lo digo personalmente por el estilo de música popular, que hoy reina en los charts, sino por el estilo tan personal que esta cantante de 22 años sabe ofrecer con suma conexión con su público. Solo se necesitaron las dos primeras canciones del setlist, «Churchyard» y «Warrior«, para poder ingresar sin escala al mundo de ella, en donde sus composiciones tienen una especial conexión con la vida y la naturaleza.

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A lo largo de la noche del sábado, en el Teatro Ópera Orbis, se pudo ver a una cantautora sumamente agradecida de volver a Buenos Aires, luego de que su primer show se viera frustrado por cuestiones climáticas. Aurora Aksnes supo entablar una exquisita y vibrante química con el público, tanto al cantar como también al ir simplemente conversando con la sala prácticamente llena. También supo dar palabras de aliento al movimiento a favor del Derecho al Aborto Legal y Seguro, como también identificar y celebrar el día patrio en el cual aconteció su recital.

Todo su recital se comprendió en una seguidilla de capas que definen la identidad artística de esta voz tan renombrada a nivel mundial, desplegando las mismas a lo largo de un show de casi dos horas. Con canciones enérgicas como también algunas tristes y sinceras, supo demostrar una buena parte de sus composiciones, acompañada de un público fiel y conocedor de las mismas.

En lo personal, sentí una gran reminiscencia a las primeras etapas de la carrera de Björk, cuando estaba paulatinamente llegando al estrellato, con gran unicidad,pero sin ser necesariamente una figura avant garde; y es por este factor que me sorprendió ver la cantidad de público joven en la audiencia. Generalmente, en artistas de este calibre, se espera ver un variopinto de edades y estilos, sin embargo había una juventud por demás marcada entre los asistentes del sábado pasado.

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Aurora reveló sus muchas ganas de volver, aún siquiera habiendo terminado el show. Esa es la magia que tiene el público argentino: damos esa calidez y recibimiento que un artista difícilmente podría experimentar en otro lado.

Conclusión: Un show que valió la pena presenciar, aún si no se es conocedor de su música. No fue mi caso, pero es una invitación extendida a cualquier curioso de la música, para cuando esta joven vuelva al país.

Su telonera: Silja Sol
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