Maria Guleghina, una de las sopranos más requeridas en la actualidad, forma parte de la última producción del Teatro Colón: «TURANDOT» de Giacomo Puccini. Teniendo una carrera con una gran variedad de exitosas presentaciones en algunos de los mejores teatros del mundo, como el MET, La Scala, Vienna Staatsoper, Covent Garden, Bastille, Bayerische y Deutsche Staatsoper, Arena di Verona y Mariinsky, Guleghina es la estrella invitada para protagonizar esta última ópera del famoso compositor, siendo su última presentación mañana por la noche.

BlueberryMusica tuvo el placer de hablar con la soprano rusa, para conversar sobre cómo es la vida de una destaca figura de la lírica, su cercanía al papel de Turandot y cómo su trabajo humanitario tiene origen en su propia vida.

¿Cómo te está yendo en este regreso a Buenos Aires, siendo protagonista en esta célebre producción de Turandot?

Es muy interesante trabajar aquí ¡y eso es lo más importante para mí! ¡La Producción es fantástica! Realmente disfruto de mi tiempo aquí pero, como siempre, no salgo; básicamente estoy solo dentro del hotel y el teatro, debido a la responsabilidad que tengo ante el público. Siempre tengo que pensar primero en la voz, el trabajo y el público. Si salgo hoy y me divierto y me resfrío, tendré que cancelar una actuación y decepcionar a muchas personas que contaron con que yo esté y de una buena performance. Entonces, mientras estoy trabajando, por más triste que parezca, no soy turista.

A lo largo de los años has logrado un gran reconocimiento por tu interpretación de la princesa Turandot. ¿Sientes una conexión especial con el personaje? ¿Cómo te metes en la piel de este personaje icónico?

Me encanta este rol, y siempre le doy parte de mi corazón. Ella es muy vulnerable y está herida por la historia de su antepasado, siendo que el amor ya una vez destruyó su reino y ella, entonces, creció con la fe de que el amor es malo;  y solo el sacrificio de Liu le demostró que tiene un verdadero corazón y lágrimas reales. Lamentablemente, no entendió que no debía amar a alguien como Calaf, que básicamente pasó por arriba del amor de Liu e incluso después de su muerte aún quiere casarse con Turandot.

Solo en una producción de Nuria Espert, en Barcelona, hubo un final lógico y no feliz. En aquella puesta, Turandot se sacrificó por amor… por lo que la misma no fue tradicional y según el libreto, sino mucho más lógico y «humano». Pero aquí tenemos una producción muy tradicional y muy hermosa.

He leído en muchos portales que «Maria Guleghina es una experta en roles sedientos de sangre” (“bloodthirsty” roles) ¿Por qué crees que las personas perciben que tienes una facilidad por este tipo de personajes imponentes?

No sé… nunca leí esto. ¿Quieren decir qué en los roles donde no hay sangre no soy convincente? Algo en qué pensar… – se detiene por un momento y continúa – Una vez, en una entrevista, cuando me preguntaron cómo podía ser tan fantástica y aterradora como Lady Macbeth, le dije al periodista que era fácil: cada mañana bebía un vaso de sangre pura; por la tarde, como a un humano entero y por la noche otro vaso de sangre pura (riéndose cálidamente). A juzgar por la expresión de su rostro ¡creo que él me creyó!

Máximo Parpagnoli – Fotógrafo

En menos de un mes tienes que representar a Minnie (de La fanciulla del West), Abigail (de Nabucco), y luego otra vez Turandot. ¿Cómo puede un cantante de ópera hacer a tantos personajes en tan poco tiempo?

¡Esta es la profesión! Cada rol que canto lo realizo con el mayor de los respetos y responsabilidad;  porque sé que están ahí, estas personas, estas pocas personas que esperan un milagro: buscan un nuevo movimiento, un nuevo sonido, algo espontáneo en cada presentación. Estoy feliz de que aún exista este público capaz de notar que no canto un papel exactamente igual. Y, de hecho y ya que lo mencionas, estoy muy entusiasmada con mi debut en Fanciulla del West en los terrenos sagrados de Torre del Lago, y estoy esperando a Nabucco y Turandot en Sofía y luego nuevamente a Tosca en Torre del Lago – el Festival que me otorgó el Premio Puccini en 2010.

Alejándonos un poco de la lírica, nos gustaría preguntarte sobre su dedicación a las causas humanitarias. Eres embajadora de UNICEF y miembro de la Junta Honoraria del Comité Paralímpico Internacional. ¿Cómo empezaste a tener tanto interés en esas actividades?

Esta es otra parte muy importante de mi vida. Los juegos paralímpicos son especialmente importantes porque yo mismo nací muy enferma y solo debido a la fuerza y ​​determinación de mi madre es que sigo viva y pude caminar sola, sin necesitar una silla de ruedas. Mi objetivo es hacer que la gente entienda que no importa cuán difícil o imposible parezca algo ¡nunca debes rendirte! ¡Nunca debes abandonar a un niño enfermo porque él / ella podría convertirse en un famoso cantante de ópera! (Ella ríe, mira hacía un costado como si estuviese haciendo memoria y luego vuelve hacia mí para decir «¡Sólo estoy bromeando!»). Pero, hablando en serio, los médicos le recomendaron a mi madre que me dejara en el hospital para ser una niña sana. Incluso una vez lo lograron y mi madre les hizo caso, pero luego cambió de opinión y me mantuvo y me cuidó ¡Todo lo que soy es gracias a la determinación de mi madre!

Ser un embajador de UNICEF es sagrado: todos tenemos que proteger a los niños y sus derechos, no solo en nuestros países sino en todas partes. ¡Me siento muy honrada y humilde de ser parte de estas dos organizaciones y de estar rodeada de estas personas sobresalientes!

Máximo Parpagnoli – Fotógrafo

Acerca de: Su actuación en el Teatro Colón.

Maria Guleghina es una soprano que ha desempeñado muchas veces el papel de Turandot en su ilustre carrera. Este personaje no fue creado para ser interpretado por cualquier cantante lirica, siendo que requiere de un tipo de tesitura bastante particular y exigente, mientras que se debe lograr una actuación por demás convincente de esta icónica Princesa de Imperio. Con un rol operístico tan complejo y difícil, la Sra. Guleghina logró llenar el teatro con una voz muy fuerte y convincente, que se podía escuchar claramente desde todos los lugares del Colón. Con la sublime colaboración de Aníbal Lápiz, respecto a la puesta en escena y el vestuario, Turandot en su rol protagónico supo brindar una performance prolija, correcta y potente, en la cual podemos destacar su «In questa reggia», en la  que realmente se demostró una extraordinaria presencia escénica que se mantuvo más o menos constante durante toda la ópera. Todas las noches fueron geniales para esta soprano que regresó, después de un par de años, a nuestro querido Colón, teniendo la oportunidad de hacer este exquisito papel para sus seguidores y amantes de la lírica en argentina.

Foto: Máximo Parpagnoli
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