El día Miércoles tuve el placer de asistir al prestigioso recinto para presenciar la nueva producción de la ópera “La Bohème”, de Giacomo Puccini,  siendo esta en honor a la reciente partida de la incomparable Montserrat Caballé. A sala prácticamente llena, entre gente asidua al teatro y aquellos curiosos por ver una ópera de la cuál su fama trasciende generaciones, se presentó esta obra en cuatro actos, que justamente relata escenas de la vida bohemia de cuatro jóvenes parisinos del siglo 19.

 

Prensa Teatro Colón – Máximo Parpagnoli

A lo largo de los años, he visto diferentes producciones de esta ópera alrededor del mundo. Generalizando, creo que cuando se planea cuál será el contexto se tiende a ir hacia el extremo radical o a lo intrínsecamente tradicional y fiel al libreto. En esta producción del Teatro Colón, se decidió ir a lo seguro pero bello en fin, por lo que se aseveraron de cumplir con lo visual y contentar a aquellos acérrimos a la puesta original sin modificaciones u interpretaciones subjetivas. Un detalle que dio un marco realista fue situar el Café Momus  en el costado izquierdo, mientras que la multitud del Barrio Latino continuaba su colorido bailoteo del lado derecho del escenario. Lo que otro contexto sería un desorden sin sentido, para la historia en cuestión le da una sensación real, de la que inclusive se puede sentir cierta reminiscencia a cualquier punto céntrico y de paseo de la Ciudad hoy en día.

En relación a los personajes principales, debo decir que todos estuvieron muy bien. Realizaré un comentario puntual de cada uno de los cantantes, aunque antes de proseguir, vuelvo a reiterar que todos han hecho un buen trabajo. Esta no es una de las óperas más complicadas del repertorio del verismo italiano, pero no por ello hay que desmerecer el desempeño profesional de todos los integrantes del elenco,  ya sean los principales como los miembros del coro.

Comenzaré diciendo que quien para mi resaltó en la función del día de ayer fue indudablemente el barítono Fabián Veloz. Su Marcello se caracterizó por contar con una voz extremadamente potente y adecuada al rol, sumado a su notable expresividad facial en los diversos momentos de color y penumbra emotiva que esta obra posee.  El resultado fue sumamente positivo, dado a que no solo brindo una excelente performance, sino que también estoy seguro de que generó un mayor protagonismo que el que otorga el libreto original.

Jaquelina Livieri supo iluminar el teatro con su voz, brindando una coqueta Musetta que, lejos de pecar en sobreactuada, supo intensificar la algarabía ya generada por el impecable coro estable y de niños del Teatro Colon. Fue un placer escucharla en vivo e incluso sentir que no solo disfrutó de sus momentos de protagonismo, sino que hizo vivir a la pícara cantante a través de ella.

Atalla Ayan, tenor brasileño de creciente fama alrededor del mundo, supo brindar un correcto Rodolfo, con una voz muy armoniosa que acompañaba la juventud característica del personaje y que supo estremecernos al momento de confesar, a su compinche pintor, porqué se aleja de su gran amor Mimí. Es cierto que, en puntuales ocasiones, la voz parecía no sobresalir lo suficiente del potente acompañamiento orquestal, pero en su totalidad supo otorgar al público asistente una interpretación de más convincente.

Por último, está la soprano venezolana Mariana Ortíz, de quien he oído diversos comentarios (en su mayoría, positivos). La cantante tiene una voz profunda y estructurada, que bien supo lucir en los momentos más dramáticos de la ópera. Fue quizás en los breves momentos de alegría y calidez que Mimí cuenta en esta obra que noté que la Srta. Ortiz tuvo una cierta dureza expresiva y poca elasticidad vocal,  evidenciándose  al momento de interpretar el aria“Si, mi chiamano Mimí”, cuyo tempo fue disminuido para acomodarse a ella.  Esta suerte de inseguridad (o no) que caracterizó el primer acto, se vio disipada en los siguientes, para culminar con un emotivo final digno de este personaje.

Prensa Teatro Colón – Máximo Parpagnoli

Previo a realizar una opinión final, a modo de epílogo de esta reseña, hago una mención especial al Maestro Joseph Colaneri, quien fue el director musical invitado para esta producción. Supo conducir correctamente la orquesta, sabiendo adaptarse a cada voz principal del elenco y luciéndose en los momentos de música y coro del segundo acto. Los compases y momentos de gran ritmo fueron llevados de forma estilizada y en la adecuada intensidad, sin generar estruendos innecesarios.

Comentario Final: Como bien se ha dicho en varios medios, esta Bohème es para no perdérsela. Su producción es correcta y amena para quien no es un amante de la ópera como también muy profesional y con escenas dignas de ser oídas para los admiradores de la lírica. Esta es una excelente oportunidad para que diversos públicos se junten en el honorable recinto a disfrutar de una legendaria ópera de la cuál parecería no afectar en lo más mínimo el paso del tiempo. Con producciones así, no tenemos nada que envidiar a los grandes teatros de afuera, sobretodo teniendo en cuenta el talento local que hoy vuelve a resaltar en la sala.

¡Vayan a verla y comenten sus opiniones!

Reseña por Luciano Ayala

Please follow and like us:
error
fb-share-icon

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *