Cuando el reconocimiento pasa por la simple entrega de un premio y nada más. 

Lana del Rey (Gucci). Pese a su excelente
trabajo con «Lust For Life» la cantante
no recibió ninguna estatuilla.
No es curioso ver que en una nueva emisión de los premios Grammy, vuelve a ocurrir que grandes discos quedan afuera de la terna. Lo que es realmente preocupante, y que me lleva a titular el presente artículo, se debe a los discos que sí fueron nominados e inclusive galardonados por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de Grabación de los Estados Unidos.
Claramente no voy a estar hablando de Bruno Mars, quien se ha consagrado como el artista del 2017, siguiendo la vasta cantidad de estatuillas que recibió su álbum “24K Magic”. Tan solo voy a mencionar dos títulos de discos galardonados en la entrega n°60 de premios a la música para demostrar mi punto: “Dreams and Daggers” y “Crazy Girl Crazy”. El primero es el título del último trabajo de la cantante Cécile McLorin Salvant, del cual ya hemos hablado en este blog e inclusive estamos realmente contentos de que nuevamente es premiada.  El segundo es el último proyecto de la cantante soprano Barbara Hannigan, quien no solo canta, sino que también conduce la orquesta de dicho trabajo dedicado a Berio, Berg y Gershwin. Ambos trabajos son una genialidad de principio a fin y sin embargo su estatuilla prácticamente pasa al olvido por no formar parte de los premios que más llaman la atención de la gente.  ¿De qué sirve ser premiado por uno de los reconocimientos más importantes de la música, más allá del honor de ser tomado elegido por quienes “saben de música”, si el reconocimiento directamente pasa por la simple entrega de un galardón y nada más? Hoy en día lejos estamos de aquellas grandes noches en donde, por ejemplo, surgía una Norah Jones con más de cinco premios o una ya instaurada en el jazz Esperanza Spalding le ganó al joven Justin Bieber.
Me da la sensación de que hace años, los afamados Grammy’s lo único que hacen es reafirmar una posición liderante en ventas de discos que son buenos, pero que opacan del ojo público a aquellos que realmente merecen tener un reconocimiento más notorio a nivel audiencia. Ya de por si es hegemónicamente preocupante que el mundo entero se concentre en las premiaciones que ocurren en los Estados Unidos, al punto tal de que configura como un estandarte el poder lograr llegar a la terna de la mentada ceremonia, que a eso se agregue que muchos de los dichosos ganadores del galardón no sean tratados con la mención y reconocimiento que otros cuentan.

Para finalizar este breve desahogo, felicitamos a todos los ganadores y cerramos con el polémico discurso de Eddie Vedder al recibir un galardón a la Mejor Performance de Hard Rock en 1996: “No sé lo que esto significa… No creo que signifique nada”

«Crazy Girl Crazy» ganó el premio al Mejor Álbum Clásico Vocal
y puede escucharse en todas las plataformas de streaming. 
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